UNA MUJER DECIDIÓ MORIR EN EL TITANIC PARA NO DEJAR A SU PERRO

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En abril de 1912 sucedió una de las tragedias que muchos recuerdan, el hundimiento del Titanic, un barco que zarpó de Liverpool y se dirigía a Nueva York. Tras chocar con un iceberg, la embarcación sufrió daños y después de varias horas se hundió en el fondo del océano Atlántico dejando miles de personas muertas de hipotermia.

 En el Titanic surgieron varias historias, algunas muy poco conocidas como la de Ann Elizabeth Isham, una mujer que murió junto a su perro. Muchas personas harían casi cualquier cosa por sus mascotas, pero el amor que tenía Ann Elizabeth Isham, una pasajera de primera clase del Titanic, por su perro Gran danés fue más allá de todo, ya que ella decidió morir en el barco que salvarse y dejar solo a su mascota.

Ann Elizabeth Isham fue una mujer que nació en Chicago, Illinois, pero años más tarde decidió mudarse a París para vivir con su hermana. Sin embargo, en las vacaciones viajaba a Estados Unidos para visitar a su hermano, fue en abril de 1912 que compró un boleto para el Titanic. De acuerdo con Insider, la mujer viajó en el Titanic junto a su perro, un Gran danés.

Cuando el barco se estaba hundiendo y comenzaron a colocar a las personas de primera clase en los botes salvavidas, ella se acercó a un bote, pero le informaron que su mascota no la podía acompañar, por lo que Ann Elizabeth Isham decidió permanecer en el Titanic y estar con su perro.

Desgraciadamente, Ann Elizabeth Isham fue una de las cuatro mujeres de primera clase que murieron tras el hundimiento del Titanic. Se especula que entre los cuerpos que se encontraron flotando en el oceánico Atlántico estaba el de una mujer que estaba abrazada al cuello de un perro, por lo que aseguran que se trataba de Ann Elizabeth. La historia de esta mujer y el amor tan grande que tenía por su perro ha logrado cautivar a muchos, fue la familia de Ann Elizabeth Isham quienes decidieron hacer un monumento dedicado a ella en Vermont.

En el Titanic viajaban 2208 pasajeros y 12 perros que acompañaron a sus dueños en un viaje que nunca llegaría a su destino. De las 12 mascotas que viajan en el barco, solamente tres lograron salvarse. Uno de ellos era un pekinés llamado Sun Yat-sen que perteneció a la familia Harper, quienes lograron subir a los botes salvadidas.

El segundo fue Lady, una perrita Pomerania que viajaba con Margaret Hays, una mujer que logró envolver a su mascota en una manta para aparentar que se trataba de un bebé y así poder subir a un bote. Finalmente, se sabe que otro perro Pomerania sobrevivió y era mascota de Elizabeth Barret Rothschild, cuyo esposo no sobrevivió al hundimiento del Titanic.

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