“No suelo compartir cosas privadas y menos de mis hijos, pero Adalid hoy me dio una lección de vida.-, dice el orgulloso papá. Siempre he considerado que a pesar de que es muy inquieto tiene un corazón enorme pero en serio, hoy me dejo con la boca abierta y el corazón “apachurradito”, escribió el papá del niño protagonista de esta historia.
Estábamos cenando cuando llego este viejito vendiendo paletas de bombón, muy cansado me imagino que de andar trabajando todo el día, Adalid desde que lo vio no lo dudo y se paró de la mesa y le regalo 40 pesos que momentos antes había ganado jugando lotería mexicana, el señor le daba unas paletas y le contesto -quédeselas y véndalas. Yo lo observaba inquieto y no dejaba de ver al viejito, de nuevo se para y me dice que le va a dar otros 29 pesos que traía y en eso regresa con lágrimas en los ojos y me dice -mamá podemos comprarle unos tacos y un refresco por que mira tiene mucha hambre.
Le conteste obvio que si, se dirige a él y le pregunta de qué los quiere, se los pide al mesero y estaba muy al pendiente de que se los llevaran rápido. En eso, de repente empieza a llorar y le pregunto ¿por que? Me dice – “es que mira mamá está cenando tan agusto”. De verdad que yo no sé quien le dio la vida a quien, a veces como mamá me pregunto si estoy haciendo bien mi trabajo como tal y dudo día a día si lo hago bien, pero acciones cómo estás me dan respuestas a todas mis dudas.
Fuente: Karen Espinosa Melgarejo