La madrugada del 3 de enero de 2021, Eduardo Alfonso G.M. golpeó a su hija de 7 meses e intentó asesinar a su esposa, Naget Abraham, al interior de una habitación de hotel ubicado en Tampico, Tamaulipas, de donde el hombre es originario.
Y es que el 8 de Marzo no sólo fue la inspiración para que varios de miles de mujeres salieran a las calles, sino para que muchas otras se atrevieran a salir a la luz por las violencias que casi les apagaron la vida.
Las sobrevivientes de la violencia machista que cobra la vida de 10 mexicanas todos los días.
Mujeres como Naget, de 23 años, quien el 4 de febrero pasado levantó una denuncia judicial contra Eduardo Alfonso por tentativa de feminicidio, lesiones y violencia intrafamiliar.
Aunque aún no estaban divorciados, la pareja ya se había separado y únicamente hablaban para conversar sobre asuntos en torno a su hija.
Sin embargo, las agresiones iniciaron cuando ella le sugirió iniciar los trámites para separarse legalmente.
“Él ya estaba muy decidido a que ya íbamos a regresar”, platicó Naget a Reporte Índigo.
“Él estaba sumergido en episodios de drogadicción muy fuertes. No sé exactamente qué consumía, pero eso fue algo muy importante que me llevó a decidir separarme de él”.
Durante la madrugada del 3 de enero, Eduardo Alfonso, de 27 años, arremetió contra su expareja y la bebé de ambos días después de celebrar el Año Nuevo con la familia de ese presunto agresor.
Los tres se encontraban en el hotel HS Hotsson, ubicado en la avenida Miguel Hidalgo, en Tampico, cuando el hombre lanzó su teléfono celular contra la bebé ante la negativa de Naget a regresar con él.
El objeto se estrelló contra el rostro de la niña de 7 meses.
Cuando Naget se acercó a atender a su hija, el hombre le quitó a la bebé de los brazos y amenazó a la mujer. “Pobre de ti si dices algo de lo que pasó”, le gritó
El hombre encerró en la habitación a Naget, quien tenía a la niña en brazos, y se la arrebató para arrojarla a cualquier sitio, sin fijarse siquiera dónde podría caer.
“La aventó arrojándola hacia atrás, como si fuera un objeto, sin fijarse si caía en el suelo o en la cama; como cuando avientas una chamarra. Sólo me miraba a mí, con cara de odio”.
La pequeña cayó al suelo y Eduardo Alfonso comenzó a estrangular a su expareja.