Integrantes de la familia secuestrada en Jalisco y liberada el viernes pasado relatan los momentos de mayor angustia en su cautiverio que duró 15 días
“Orar, orar, orar, pedirle a Dios, llorar de desesperación, en ratos era ya resignación a mí me llegó a pasar de decir bueno ya lo que Dios quiera”, dijo Jimena Romo, víctima de secuestro.
Julio Villaseñor y Jimena Romo, hablaron de lo que vivieron tras ser secuestrados el 24 de marzo, en Acatic, cuando regresaban de la Ciudad de México a Guadalajara. Con ellos, viajaban su hija Julia, de año y medio, la hermana de Julio, Virginia y su hijo Iker, de 9.
“Mucho miedo, muchísimo miedo, sentíamos que ya, no sabíamos qué estaba pasando realmente, pero pues, el miedo ante todo y más por los niños”, señaló Jimena.
El día del secuestro sintieron que alguien los seguía, llamaron a su familia, para tratar de encontrarlos en la carretera.
“Pues es que nosotros veníamos pero sentimos que nos venían siguiendo, entonces queríamos ver para la seguridad que estuviera alguien con nosotros, no quisimos decir porque no sabíamos si tenían el teléfono o algo”, reiteró Julio Villaseñor, víctima de secuestro.
Los llevaron a una finca, donde estaban separados. Julio y su hermana en un cuarto y Jimena, con los niños, en otro.
“Nos atendían, no fue así como golpearnos y todo en sí, nada más fue como el encierro y eso es lo que te parte, porque no sabes qué es lo que va a pasar”, agregó Julio Villaseñor.
Aunque el trato no fue violento, su vida quedó marcada por estos días.
“Estábamos digamos amarrados limitados pero bien lo único era pensar y pensar que llegaría el día que saldríamos”, insistió Julio.
“Tres veces al día a los niños todo lo que quisieran se les daba todo papas todo, todo, y a nosotros las comidas del día”, insistió Jimena.
Julia dijo que el peor momento del secuestro fue cuando sus captores le pidieron que entregara a la pequeña Julia, quien fue liberada un día antes.
“Fue lo más duro que pasé porque es un dolor que es inexplicable el no saber si realmente iba a estar con mis papás, no sé es algo muy fuerte. Pues le rezaba cuando la estaba cambiando, le recé muchísimo, la persignaba, la besaba. Pues ya el último beso que le di sólo voltee, le dije cuídamela mucho, confío en que va a estar bien y ya fue todo”, enfatizó Jimena.
Cuando los liberaron, les dijeron que, en media hora, no podían pedir ayuda.
“Y tuvimos que estar ahí como unos 20, 30 minutos y le dijimos, después qué va a pasar y dijo corran por su vida / Cuando pasaron lo que creemos que eran 30 minutos ya empezamos a buscar la salida a la carretera porque realmente no sabíamos ni para dónde caminar”, dijo Jimena.
Con ayuda de un trabajador de una gasolinera, lograron pedir un taxi y llegar a casa.
“En eso en cuanto yo iba entrando, mi papá iba saliendo y pues, obviamente, corrió, me abrazó, mi mamá igual, mis abuelos, todos nos abrazaron”, concluyó Jimena.
Por el secuestro de la Familia Villaseñor Romo hay hasta el momento 7 policías de Acatic detenidos y vinculados a proceso.
Fuente: Juan Carlos Marcelín