El 29 de octubre de 2013, en Holanda, dos ingenieros subieron a una gran turbina eólica para repararla, cuando de pronto un cortocircuito causó un fuerte incendio.
Los 67 metros de altura a los que se encontraban ambos trabajadores, esto aunado a que el fuego cubrió completamente la ruta de salida del molino, los obligó a permanecer en el sitio sin poder hacer nada, incapaces y sin poder siquiera encontrar un escape de último momento.
Una cámara de seguridad colocada a varias decenas de metros de distancia, captó el suceso a detalle, pero fue un momento en específico el que quedó en la memoria de todos.
Al hacer un acercamiento a la escena, fue posible captar la silueta de los ingenieros de pie, quienes durante un lapso se abrazaron. Sin salida y angustiados, decidieron consolarse hasta el último momento con un “último abrazo”, título con la que se viralizó la foto.
Luego, uno de ellos tomó la decisión de tirarse al vacío, mientras que el otro joven fue encontrado por los bomberos, calcinado en el interior del molino.
La imagen del abrazo de los dos individuos quedó para el recuerdo, un momento, sin duda, difícil de borrar.
