Richard Montañez creció en el sur de California, es hijo de inmigrantes mexicanos, Montañez en su infancia cosechaba uvas y trabajaba en el campo junto a su familia. Por su dificultad para aprender el idioma inglés, abandonó los estudios a temprana edad. Después de haber abandonado la escuela, comenzó a trabajar en una jardinería, sacrificando gallinas, lavando coches, y otros trabajos en los que le pagaban muy poco.
Mientras trabajaba en un lavado de autos, escuchó que Frito Lay ocupaba gente. Más tarde se presentó en la planta, pidió una solicitud de trabajo y le pidió a su esposa que se la llenara porque él no sabía leer ni escribir muy bien. Llevó la solicitud e inmediatamente lo la empresa de frituras lo contrató cómo encargado de una de las plantas. El primer día cuando fue contratado, su abuelo le dijo algo que, nunca se le olvidaría y sería la clave para lograr lo que logró después: “alcanza el éxito, cuándo limpies ese piso, que te quede brillante, y que cuándo la gente lo vea, sepan que lo limpió un Montañez”.
Eso hizo todos los días.
La idea de “Flamin Hot Cheetos” se le ocurrió al ver a un vendedor mezclar una mazorca a la parrilla con chile, queso, mantequilla y limóm. Fue ahí cuándo pasó por su mente: “¿Qué tal si le pongo chile a un cheeto?”, pensó el mexicano.
Después fue a su casa e hizo algunas pruebas con su esposa, le propuso la idea al director general, al día siguiente se presentó con algunas muestras de su invento en unas bolsas de plástico y al director general y a la gente de saco y corbata de la empresa de frituras más grande del mundo les encantó el sabor, el resto es historia. Ahora “Flamin Hot Cheetos” se ha convertido en un todo un fenómeno mundial. Es uno de los productos más vendidos de Frito Lay.
¡Ahora ya lo sabes!